Territorio familiar
James Smith era un chicho inquieto. Alegre e imaginativo, con un gran sentido del humor. Cada vez que gastaba alguna broma se pasaba la mano por el pelo. Era el acto que lo delataba delante de su madre. Se preguntó qué había hecho cuando pasó su marido hecho una furia al salón de la casa. Jimmy había encerrado a doce palomas en el coche. Se habían cagado por toda la tapicería, tres habían muerto debido al calor. Aquello fue la gota que colmó el vaso. Edward se apellidaba Colton y no era el padre de Jimmy. Edward era un granjero con el que Sharon había acabado después de enviudar. En aquella ocasión no pegó al muchacho. Tenía pensado algo mejor que no le enfrentara directamente con Sharon. Llevarían a Jimmy a un campamento para niños problemáticos. Sharon tardó un mes en ceder. Era por el bien de James, había argumentado su actual marido. Aquello le haría un hombre. El chico necesitaba un poco de disciplina. Jimmy se escondió aquella mañana para no entrar en el coche; fue inútil. A las seis de la tarde de aquel mismo día llegaron al campamento. Todos los niños formaban y se movían a las órdenes de su correspondiente monitor. Sharon se fue con lágrimas en los ojos. La expresión que Jimmy mostraba, reflejaba desconcierto. Nunca olvidaría aquella cara.
El matrimonio regresó a su granja y reanudaron sus múltiples quehaceres. Sharon se acordaba de su hijo todas las noches y escribía una carta ofreciéndole ánimos y consejos. Así lo hizo semana tras semana, después de cenar, cuando Edward salía al bar. Jimmy contestó tres días antes de tener que recogerlo. Les solicitaba permanecer en el campamento otros tres meses más. Sharon sintió un vértigo feroz leyendo aquellas palabras. Era la letra de su hijo, la reconocería hasta en el fondo del mar, pero se expresaba de forma distinta. Empleaba palabras como solicitar o permiso, algo que resultaba artificial para un niño de diez años. A la mañana siguiente, Sharon arrastró a Edward fuera de la cama. Ella estaba vestida y había preparado una bolsa llena de sándwich. Montaron en el coche y desayunaron durante el trayecto. Realizaron el trayecto de un tirón. Sharon permaneció en silencio durante el resto del viaje a pesar de los lamentos continuados de Edward.
Los padres de Jimmy tuvieron que esperar a que les atendieran. Al cabo de media hora, llegó un sudoroso monitor y los trató con amable distancia. Sharon quería ver a Jimmy cuanto antes. Tuvieron que esperar una hora para verlo. Los nervios de Sharon estaban a flor de piel. Llevaron al chico a una habitación, tres monitores permanecían atentos al encuentro entre padres e hijo. Jimmy estaba desorientado, repetía continuamente que su educación no había finalizado. Tenía la mirada ausente. Sharon tomó la mano del chico y se encaminó hacia la puerta. Edward estaba confuso ante la situación. Su confusión fue total cuando dos monitores bloquearon la salida de Sharon. Uno de ellos les solicitó que regresaran dentro de dos días, Jimmy estaría listo entonces para afrontar una nueva etapa de su vida. Sharon le gritó con furia que se apartara. Aquello despertó a Edward de su letargo y se lanzó a proteger a su esposa. Propinó un sonoro puñetazo al monitor que acababa de hablar. El hombre trastabilló, Sharon ayudó a que terminara por besar el suelo, empujándolo con fuerza. Al tratar de marcharse, los monitores tomaron a Edward por los brazos y lo inmovilizaron contra la pared. Sharon entró en pánico cuando vio que sedaban a su marido de un jeringazo en el cuello. Salió de la oficina precipitadamente. Jimmy preguntaba, desorientado, hacia dónde se dirigían mientras avanzaban a paso ligero por el jardín de entrada. Los demás monitores la observaban detrás del enrejado que separaba la zona de ejercicios. Sharon estaba concentrada en atravesar aquel camino cuanto antes. El monitor agredido hizo señas desde la oficina y el resto se encaminó hacia la entrada del campamento. Sharon estaba a punto de llegar al coche cuando Jimmy se plantó en la entrada. Se negó a avanzar. Sharon, viendo que se acercaban ocho monitores más lo metió en el coche a la fuerza. Al encender el contacto, se vio rodeada por aquellos jóvenes que intentaban convencerla de que Jimmy terminara su educación. Sharon gritaba, fuera de sí. Les acusaba de haber matado a su marido. Tenía intención de contarle todo al Sheriff. No se apartaron ni cuando Sharon amenazó con atropellarlos. Los nervios de Sharon alcanzaron el límite. Sharon abrió la guantera y sacó el revólver de Edward. Tres de los monitores retrocedieron. Una de ellas trataba de convencerla para que dejara el arma. Sharon, consciente de su poder en aquel momento, salió del coche y les ordenó que trajeran a su marido. Al no causar reacción alguna en los monitores, disparó a la chica en el hombro. En cuanto ella se deshizo en gritos de dolor, revolcándose por el suelo, dos monitores corrieron al interior. Volvieron arrastrando el cuerpo inconsciente de Edward y lo depositaron en el asiento trasero bajo la amenaza constante del cañón. Sharon no les permitió ni mirar a Jimmy. En cuanto cerraron la puerta del coche, Sharon saltó al asiento del piloto y puso la marcha atrás. El coche deshacía el camino lleno de polvo con Sharon mirando a la parte posterior. Los monitores observaban con impotencia cómo se alejaba el vehículo. Entonces, escucharon la detonación. Sharon no podía conducir bien con el revólver en la mano, lo había devuelto a la guantera. Jimmy lo había tomado y apretaba el gatillo una segunda vez. Sharon, atónita, escuchaba las explicaciones vacuas de Jimmy. Debía terminar su educación. No estaba preparado. Un tercer disparo puso fin a la vida de Sharon. El coche se detuvo. Jimmy bajó del coche justo cuando los monitores llegaron hasta el vehículo. Uno de ellos tomó el revólver, remató al inconsciente Edward y pasó el vehículo al interior del campamento. En cuestión de horas, el choche era desmantelado y los cuerpos de los padres de Jimmy eran devorados por las llamas.
El monitor jefe recompensó al chico con doble ración para cenar. Tuvo unas palabras de reconocimiento durante la cena comunal. Jimmy sintió orgullo. Jimmy sintió reconocimiento. Jimmy sintió el territorio familiar. Todos aclamaron a Jimmy.