Tiempo de respuesta
Bolton había preparado las defensas del sistema tan bien como le fue posible. Kristen Morgan seguía convaleciente tras la pérdida de su pierna derecha. La almirante de la flota entrenaba a diario en el uso de su nueva extremidad de urita. Para Bolton fue una sorpresa verla pasar al centro de mando de la estación espacial. Todas las naves de la flota fueron llegando, poco a poco, al sistema Cerberus. Renqueante, Morgan se acercó al panel de mando con cara de pocos amigos. Bolton decidió guardar silencio. Conocía el estado de crisis a la perfección. Sacó una pastilla del compartimento de su muñeca y la tragó con disimulo. La totalidad de las naves bajo el emblema de MORBO asociados estaban pendientes de la conexión holográfica. Morgan inició su discurso.
–Soy la almirante Karen Kristen Morgan. Los he reunido a todos para dar una explicación sobre nuestros problemas diplomáticos. Ya saben que no me ando con paradojas. Voy a tratar el tema directo en rumbo colisión. Tras la liberación de los esclavos del sistema Trisalia, hemos tenido la visita de la Autoridad. La inspección del cuerpo de élite ha causado un conflicto aún mayor. La nave de la Autoridad asignada a nuestro sistema fue destruida. Por ello, la Confederación ha tomado medidas. Se ha declarado al sistema Ceberus como independiente y hostil. Toda actividad que se desarrolle desde ahora en nuestra área, será reprendida. Nuestra economía ha sido ahogada. Desde hace dos ciclos, se han prohibido todas las transacciones con nuestra compañía.
Los gritos de indignación de los oficiales surgieron con espontaneidad. Los capitanes más antiguos guardaban silencio. Ellos ya estaban informados de los pormenores.
–Se ha realizado un ataque preventivo a la flota de castigo que se estaba concentrando en el sistema Gliesse. Nos hemos valido de la tecnología que nuestro tecnomante Hoover ha desarrollado para nosotros. Hemos conseguido crear un agujero negro que ha destruido el sistema Alderaan por completo. Si de algo estoy segura es de que vendrán a borrarnos del mapa en cuanto tengan nuevos efectivos. Si seguimos con vida es gracias a la guerra en el sector Draco. El grueso de las naves de guerra de la Confederación está concentrado allí.
–Entonces, almirante… ¿Hemos acabado con la flota de este sector? –preguntó Marvin Willis, el capitán del crucero Akaronto.
–En efecto, las fuerzas que hemos destruido eran las encargadas de defender este sector, incluida la estación de combate.
Los vítores y las exclamaciones de victoria se propagaron por toda la conexión holográfica.
–Pero es cuestión de horas, tal vez minutos, el que intervengan nuestra baliza de salto. Cuando lo hagan, van a ser implacables. Por esta razón vamos a evacuar el sistema. Hemos dispuesto tres estaciones civiles para albergar a nuestros colonos. Los transportaremos al sistema Cuervo. Astila y todas las naves de combate nos trasladaremos al paso de Las Gemelas. Si nos siguen hasta allá, perderán su segunda flota ante nosotros.
Hubo un murmullo generalizado en el paisaje holográfico. Todos los oficiales expresaban sus dudas. Fue el mismo Willis en formular la pregunta.
–¿Por qué a Las Gemelas, almirante? Nuestra flota puede achicharrarse en cuestión de ciclos. No podremos mantener la posición más de un mes en tiempo galáctico.
–El tecnomante ya se ha ocupado de ello. MORBO dispone de un nuevo complejo en la zona menos nociva del estrecho. Es paso obligado si se quiere llegar a Trisalia. Al menos hasta que sepan superar el Horizonte Negro. En esta zona, la flota y la estación Astila, estarán a salvo. Nuestro cometido será capturar cada nave, saquearla y enviar los recursos al sistema Cuervo. Nuestro cometido es atraer a la flota de Trisalia, destruirla con el poder de las supernovas y ocupar su sistema por completo. Una vez ocupado, trasladaremos a nuestros colonos al sistema. ¿Alguna pregunta? Sí, Willis…
–¿Cómo vamos a usar el poder de las supernovas contra una fuerza bélica, sea cual sea?
–El complejo que está preparando nuestro tecnomante es capaz de canalizar la radiación de Las Gemelas y proyectarla concentrada sobre objetivos concretos hasta fundirlos por completo. Disponen de los detalles de la operación en sus consolas de mando. En caso de derrota, volveremos al sistema Cuervo. Disponemos de una baliza exclusiva, no pueden cortarnos la retirada.
–Está muy bien el plan, almirante –dijo Chow Wong –. Sin embargo, ¿cómo vamos a proceder en el sistema Cerberus? El ataque de la Confederación será primero en esta posición. Tenemos ochocientos efectivos, entre naves capturadas y fabricadas. Pueden superarnos en número.
–Pero no pueden superarnos en armamento. Dos tercios de la flota son naves modificadas con nuestra tecnología. Solo seis de estas naves acabaron con la mitad de la flota del sector Draco. Solo puedo decir que confíen en sus armas. Tendrán toda la información en sus consolas de mando dentro de medio ciclo. De momento, el almirante Bolton y yo estamos ultimando los detalles. ¿Más preguntas? ¿Willis? ¿No? ¿Phoenix? –La imagen holográfica del capitán de la J. Morgan negó con la cabeza –. Bien, finalizo la conexión desde el centro de mando de Astila. Buena suerte y fuego nuclear en cuanto de la orden.
Tras cortar la conexión, Morgan despejó la sala de gente hasta quedar a solas con Bolton. Él le alcanzó un vaso de ron. Kristen lo bebió de un trago, sujetando la prótesis con incomodidad.
–Socio, tenemos que atender ciertos pormenores de nuestro acuerdo. MORBO asociados ha llegado a su fin. Sin embargo, se abre ante nosotros la posibilidad de gobernar un sistema civilizado en condiciones. ¿Qué tal te suena ser ministro de defensa en el gobierno de Trisalia?
–Lo dices por prolongar nuestro acuerdo más allá de la empresa, es evidente. Hasta ahora no puedo quejarme de nuestros negocios. Ha sido próspero y hemos implementado una tecnología veinte años por delante de la actual. Aprovecharé el tirón todo lo que sea necesario. Si me has dejado el puesto de ministro de defensa, debo suponer que quieres el puesto de gobernadora.
–En efecto, ese era mi objetivo. Es una tentación irrefrenable. Resistir como potencia independiente, comerciando con la nebulosa exterior del sector Sagitario, poniendo en jaque a la Confederación… La posición de Trisalia es perfecta.
–Sin embargo, sus principales ingresos son por el comercio de esclavos. ¿Qué vamos a vender nosotros?
–Lo que vendemos desde hace un tiempo, tecnología. No solo eso, confío en las ideas del tecnomante para atraer los créditos espaciales. Ten en cuenta que gozaremos de un sistema próspero y desarrollado, al margen de la Confederación y sus normas. Si somos considerados proscritos, debemos hacernos con el control de un sistema potente para poder enfrentarnos a ellos.
–¿Eso es lo que quieres? ¿Una guerra abierta contra la Confederación?
–No, lo que quiero es que me dejen tranquila. Pretendo forzar un acuerdo de paz y dedicarme a mis asuntos. Para ello hay que enseñar los dientes. Si acabamos con su segunda flota, sabrán que somos una amenaza que tener en cuenta. Se verán obligados a acordar un tratado de no beligerancia con nosotros. Trisalia, a pesar de ser independiente, ha enriquecido al sector Libra. Se beneficia de ser uno de los tres puntos de conexión directa con el sector de Sagitario.
En aquel instante, la llamada activó el holograma frente a ellos. El tecnomante Simon Hoover apareció demacrado. Tenía aspecto de no haber descansado en decenas de ciclos. Su mirada estaba inyectada en sangre. Parecía haber perdido la juventud que tanto se había esforzado por recuperar. Su pelo oscuro comenzaba a teñirse de gris.
–Está todo listo, almirante Morgan. Hay un pequeño problema que no he podido resolver. El continuo bombardeo de partículas subatómicas hace la vida muy difícil. He conseguido estabilizar la nueva base aunque los efectos colaterales están lejos de solucionarse. El envejecimiento celular es más rápido. Las cabinas de modificación genética son una prioridad en este complejo. Eso sí, le puedo asegurar que disponemos de energía de sobra para mantener cincuenta estaciones Gaurus al mismo tiempo.
–Excelente noticia, tecnomante Hoover. Cuando termine con la estación de Las Gemelas, regrese al sistema Cuervo. Deben caber seis millones de colonos.
–Está más o menos preparado. He podido adelantar trabajo con los recursos de esta área. La asistencia de la Hagger está siendo de gran ayuda. Me desplazaré al sistema Cuervo en ocho o nueve ciclos.
La comunicación se cortó de súbito. Morgan anduvo con dificultad por la sala. La extremidad metálica resonaba a cada paso. Ella meditaba sobre los planes que había trazado.
–¿Qué tal te defiendes con la prótesis?
–Es difícil, al principio. Luego te presta más utilidades de lo que parece. Puedo albergar armamento, ron, un traje de batalla nanobótico y varios dispositivos de supervivencia. Este modelo está pensado para un naufragio planetario. De todas formas, tengo intención de implantarme una pierna de verdad. De momento sigue en crecimiento celular. La tendré lista en veintitrés ciclos. Hasta entonces, me retiraré al acorazado Orcinus. Será mi nuevo centro de operaciones.
–Entonces es definitivo… delegas la Hagger en Nestor Josh.
–Y tú deberías abandonar el Drakenstern y tomar el mando de uno de nuestras más poderosas armas. ¿Qué te parece el Celacanto?
–Mi nave es también mi familia, Morgan.
–Pues llévate a tu familia. Usa a la tripulación en la nueva nave.
–Ya sabes a lo que me refiero. Además, el Drakenstern es un destructor de gran capacidad. Ahora es tan grande como los acorazados de los que te enorgulleces tanto. He agotado todas sus ranuras de ampliación hasta dejar un arma perfecta. Con la implementación tecnológica que realizamos, puede vencer a una flota de cincuenta efectivos.
–Eres un nostálgico, te cuesta desprenderte. Me pasaba lo mismo. Sin embargo, he comprendido algo. Debo dejar hueco a los demás, ya sabes. Hay que promocionar a los chicos que llevan contigo toda la vida. Los míos se han ganado sus respectivos ascensos. Josh es el único en quien confío para que guarde mi Hagger. Pílorak está en la Kaliendra, se le está dando bien. Silver Phoenix está respondiendo casi mejor de lo que esperaba, aunque pienso que son sus amazonas las que resuelven todo el trabajo. ¿Qué te parece tu capitana Harrison como comandante? Es la que mejor ha pasado las pruebas de aptitud.
–Pensaré en todo ello. La promoción es importante, sin duda. Sobre todo si vamos a conquistar un sistema. De momento disfrutemos de este periodo de paz. Algo me dice que será el último en mucho tiempo.
Los vasos de ambos almirantes chocaron entre sí en un brindis apagado. Se miraron sin verse, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Ambos sabían que tenían mucho que ganar y todo por perder.