Crucero estelar Nir
Las contramedidas volaban hacia los proyectiles lanzados contra la Nir. La nave de asalto avanzada perseguía a su presa con terquedad. El crucero estelar repelía el ataque con acierto. Diez torretas de alcance corto descargaban su munición sobre el blindaje de su atacante. Los cañones habían agotado su munición en anteriores refriegas y la energía de los turboláser estaba derivada al sistema de microsalto. La capitana Nueve se mantenía a medio clic de distancia, sin conseguir alejarse de los piratas. Llevaban cuarenta minutos evitando el abordaje.
–¡Ya lo tengo! –exclamó el teniente informático Crammer. –¡Estoy dentro de su sistema!
–Desconecta su inhibidor de salto. Tenemos que zafarnos de su presa. –El panel de control mostró la señal azul tras unos segundos. Aunque la entrada en fase estaba despejada, faltaba un último detalle.
–El Nir está consiguiendo escapar de su última amenaza. Agotada por trece combates consecutivos, entramos en fase hacia el sistema Caronte, dejando a los piratas con las ganas. Poco ha faltado para ser abordados, probablemente asesinados o esclavizados. La distancia entre nuestra amenaza y nosotros ha crecido hasta los tres clics. Sus tubos de abordaje jamás tocaran nuestra estructura. Seguimos en peligro relativo aunque lo suficientemente lejos de él como para repetir las mejores escenas de nuestra epopeya, no cambien su señal. Volveremos. Les habla Igor Blake, Primer Presentador del crucero estelar Nir. Devolvemos la conexión a Óptima Prima, vuestro planeta de noticias.
–Ocupa tu puesto de una vez, Blake. Entramos en fase; corta la comunicación. –El Primer Presentador se volvió a su superiora con prepotencia.
–Eh, solo hago mi trabajo como Primer Presentador, capitana Nueve.
–Cállate, Blake –dijo Crammer. –Ven aquí ahora mismo. No podemos saltar hasta que cortes la comunicación definitivamente. –Blake ocupó su sitio y pulsó el panel de control.
–Óptima Prima, aquí el Nir. Permiso para interrumpir la conexión.
–Permiso concedido. Buena suerte, Nir.
La capitana pulsó el dispositivo de salto y el crucero estelar desapareció de su posición. El viaje duró un periodo de cuatro ciclos que se inició en aquel mismo instante. La capitana Nueve mostraba su entusiasmo.
–Bien hecho, chicos. Recopilad las grabaciones para emitir un programa especial. Vega: El sector más indómito de la galaxia, capítulo 1. Que quede esta frase como título. Seguiremos con la retransmisión en vivo cuando salgamos de fase. Descansad todos.
El Nir rompió la barrera dimensional a dos clics del sistema Caronte. La Estación espacial Astila lanzó su reclama para la identificación. El destructor Drakenstern salió al paso con el armamento desplegado. La capitana Nueve se apartó su mechón moreno de la frente antes de enviar la señal de rendición. El Nir fue escoltado hasta el tubo de desembarque noventa y cuatro, sorteando naves de mantenimiento y estructuras a medio construir. Varios módulos de ampliación estaban siendo ensamblados, aumentando la capacidad de Astila. Una vez anclados, permitieron el acceso a la estación de los oficiales. Los demás tripulantes debían seguir en las cubiertas del crucero. La capitana Nueve ajustó su traje para mostrar el emblema de Óptima Prima con la señal neutral de los medios informativos. Le acompañaban Crammer, Blake, Bristol y Norse, todos sus oficiales.
–Blake, comienza la narración. –El aludido activó las cámaras de retrasmisión de su nanotraje.
–Los oficiales nos encaminamos al interior de Astila. Aquí es donde se procesa el mineral que se recibe de las minas planetarias de Caronte. La flota de cargueros transporta millones de toneladas al día hasta los núcleos de procesamiento de Minerva, Perseus, Helios y Virak; los últimos sistemas reclamados por la confederación. Suministra, además, a planetas cercanos con colonias de explotación menores como Sully o Nagora. La construcción de nuevos asentamientos es una prioridad para la Confederación, como todos ustedes conocen. La pacificación de este sistema estelar ha sido reciente, sin bajas por parte de la compañía MORBO asociados, empresa independiente ligada a nuestro gobierno. Observen cómo se vive en la zona limítrofe de la galaxia.
Fueron conducidos por cinco mercenarios hasta la oficina de dirección. Blake describía con lujo de detalles desde los jardines arbolados artificiales hasta la torre de control, sin olvidar mencionar los tres núcleos de procesamiento. Estos tres módulos ocupaban el setenta por ciento del espacio habitable. Llegaron hasta la torre de control, donde caminaron por un pasillo vigilado. Dos personas los esperaban en el despacho principal; un hombre y una mujer identificados con rangos de almirantes. La capitana Nueve se cuadró frente a ellos.
–Es un honor ser recibidos en Astila, almirantes. Soy la capitana Gretel Nueve, al mando del crucero ligero Nir. Pertenecemos a Óptima Prima, vuestro planeta de noticias.
–¿Qué pintan aquí? –Morgan se incorporó de su asiento y examinó a cada uno de los oficiales, empezando por la capitana y deteniéndose en el Primer Reportero. –Tú, ¿estás grabando? No les autorizo a emitir señal en esta estación. –Kristen activó el inhibidor de señal desde su antebrazo, apagando la emisión momentáneamente.
–Pasa a publicidad, Blake. Seguimos emitiendo. –Nueve conectó la señal con un emisor de emergencia que su Primer Presentador portaba a sus espaldas.
–¿Cómo se atreve, capitana Nueve? He dicho que no se puede grabar aquí. Estas instalaciones son reservadas.
–Estamos en medio de la misión más épica que un canal de noticias haya emprendido nunca, almirante Morgan. Nuestra emisión es sagrada. Debemos retransmitir en todo momento, siempre que no estemos en fase. Emitimos a todas horas, en cualquier estado, de cualquier forma, siempre que respiremos y nos quede un hálito de vida. Hay pausas publicitarias para tomarnos breves descansos. No dejamos de emitir nunca. Son órdenes de Óptima Prima. Según los tratados de libre información de Máxima, debe permitirnos realizar nuestro trabajo, almirante Morgan.
–Pero no aquí, en mi despacho. –Morgan desenfundó la pistola tan rápido que nadie se dio cuenta hasta que oyeron el disparo. El transmisor del Primer Reportero voló por los aires. Bristol y Norse se echaron cuerpo a tierra mientras Crammer se hacía un ovillo. La capitana Nueve desenfundó al instante. Bolton la desarmó con la misma rapidez, quedándose con su arma.
–¿De qué misión se trata, capitana? –preguntó Bolton.
–Es un documental en tiempo absoluto. –La capitana había asimilado la actuación de Morgan y volvía al sosiego inicial. –Hemos sabido hace poco que este sistema ha sido pacificado y nos hemos adentrado para conocer a los responsables. Queremos no sólo entrevistarles, sino saber cómo viven y como llegaron a ser héroes de la Confederación.
–Pueden colaborar con nosotros mientras desarrollan su propia misión, siempre que no interfieran –apuntó Bolton.
–Necesitaremos reabastecer al Nir. Hemos agotado nuestra munición. Desde que la Autoridad ha aflojado la vigilancia en la zona limítrofe se han incrementado los asaltos.
–¿Dónde han ido? –preguntó Bolton, entregando el arma de vuelta a la capitana Nueve.
–Al sector Draco, la confederación ha decretado que actúen como refuerzo de la flota.
–¿Qué sabe sobre el sector Draco? ¿Ha sido pacificado? –Morgan escondía su ansiedad detrás de una fachada seria y despreocupada.
–En absoluto, ¿No ve nuestro canal holográfico?
–Esta área está fuera de transmisión.
–Suerte que estamos aquí. Ofreceré acceso Premium a todo el sistema. Las noticias en Draco no son del todo buenas. La flota confederada cercó el sistema Tritón hace mil quinientos ciclos. Todo parecía ganado hasta que ocurrió el desastre. Fueron repelidos por una extraña tecnología que los Tritonianos incorporaron a su flota. Se extendieron rápidamente, recuperando los puestos tomados por la Confederación hasta los límites de Virel.
–Eso es la mitad del sector. No me extraña que la Autoridad haya tomado cartas en el asunto –dijo Bolton.
–A pesar de todo, nuestras fuerzas acabarán con el reducto de oposición del presidente Nolan. Ahora nuestra misión es informar sobre la victoria de la Confederación en el sector Vega gracias a oficiales como ustedes.
–¡Confederación o extinción! –exclamaron los oficiales de Nueve. Morgan y Bolton repitieron las palabras a destiempo y sin entusiasmo.
–Hagan lo que deban pero no interfieran en nuestros asuntos. Bolton, ocúpate de ellos. Tengo que hablar con el tecnomante. Necesitamos actualizar las defensas de Astila. –La almirante abandonó el despacho, tomando una plataforma gravitatoria que descendió al nivel intermedio de la torre.
–Vaya, un tecnomante –dijo Crammer –. Caronte debe de ser un sistema estratégico para que el alto consejo envíe a uno de sus hombres sabios.
–Esa rubia loca me ha jodido el emisor –Blake se frotó la espalda sobre el área dañada –, tendré que programar nanobots para repararlo en cuanto lleguemos a la nave. Tardaré medio ciclo, al menos.
–Bien, oficiales del Nir. Estaréis a mis órdenes a partir de ahora. Podrán incorporarse a nuestra actividad en nuestra siguiente misión. Salimos dentro de tres ciclos hacia el sistema Minerva, escoltando un convoy de Corundum. Informarán cuando les demos permiso para hacerlo.
–Óptima Prima nos exige retransmitir en todo momento. De no ser así podrían acusarnos de traición –dijo el Primer Reportero.
–Justificarán sus periodos de silencio con entradas en fase y tormentas de radiación. No podemos permitir la filtración de información sensible. Deben entender que nuestra labor aquí pasa por la discreción más absoluta. Aunque hemos pacificado esta área recientemente, todavía quedan reductos menores de resistencia. Liberar información antes de tiempo puede dejarnos vulnerables.
–Lo comprendemos, señor. Acataremos sus órdenes con la exactitud de un láser.
–No esperaba menos de ustedes, capitana. Les hablaré de los detalles de la misión. El convoy está compuesto por siete cargueros clase Nebulosa. Una de nuestras naves escolta estará infiltrada entre ellas, su nombre clave es Gladiador, capitaneada por Nestor Josh. El destructor Drakenstern permanecerá en vanguardia. Yo estaré al mando, dirigiendo la operación. Cerrará la caravana el J. Morgan, un crucero estelar similar al suyo aunque fuertemente armado. Su capitán, Silver Phoenix, acaba de ser ascendido y necesita experiencia de combate. Ustedes se situarán en medio de la formación. Para que sean útiles, deberán equipar al Nir con munición de largo alcance. Podemos abastecerles de misiles Eagle Torch. Supongo que podrán almacenar cerca del millar de unidades.
–Doscientos misiles. Cincuenta por cañón. Disponemos de armamento de corto y medio alcance en abundancia.
–¿Disponen de cuatro cañones?
–Y cinco tuboláser, dos lanzatorpedos magma, más otras diez torretas de corto alcance.
–¿Y se han atrevido a adentrarse en la zona limítrofe con tan pésimo armamento? –Bolton sonrió a la capitana. –Óptima Prima debe valorarlos mucho. –Por primera vez, la capitana Nueve se mostró ofendida. Conteniendo su enfado, contestó a su superior.
–En efecto, nos tienen en gran estima. Tenemos el mayor rango de emisión que jamás se ha concedido. Nuestra nave es de uso civil, no bélico. Nuestras defensas son suficientes y no se nos permite iniciar una ofensiva. Las cubiertas del Nir son aprovechadas para asuntos más importantes, como las noticias. Nuestra labor es informar, no pelear.
–En cualquier caso no rompan la formación. Se quedarán expuestos y no les aseguro su supervivencia. Vuelvan a su nave, reabastezcan lo que consideren necesario. Pueden realizar la trasferencia a la cuenta de la estación, se les enviará a sus terminales el coste del material. Pueden retirarse.
Los oficiales saludaron con formalidad y abandonaron el despacho. Gretel Nueve se encargó de visitar el área comercial de la estación. Los demás oficiales regresaron a la Nir. Blake fue directo a la cubierta de reparaciones. Crammer se situó en el puente de mando, consultó los niveles de audiencia. La Nir había conseguido el tercer puesto en el ranking de emisión. La historia de su llegada a Astila había causado gran aceptación entre el público. La refriega con el transporte avanzado alcanzó picos dentro de la primera franja de audiencia. Gretel Nueve se embriagó de entusiasmo en cuanto supo los resultados. Ordenó que cada uno de los tripulantes de Nir llevaran cámaras incorporadas a sus trajes y envió un reportero a cada nave del convoy.
Casius Bolton fue al encuentro de Karen Kristen Morgan. Estaba en la planta de investigación, junto al Tecnomante Supremo Simon Hoover. Las labores de ampliación de Astila avanzaban con la velocidad prevista. La Kaliendra seguía esperando su turno para la modificación tecnológica y su capitán se mostraba impaciente. Curioseaba por la planta sin otra preocupación en la cabeza. Cuando los dos almirantes se quedaron a solas, Morgan se dirigió a su socio.
–Me preocupa que Phoenix no esté a la altura, no lo involucres demasiado. En cuanto a Josh, puede ser competente pero sigue teniendo poca experiencia. No expongas a la Hagger hasta que sea necesario.
–Te preocupas demasiado; todo saldrá bien. Llegaremos a Minerva, dejaremos la mercancía y volveremos con los créditos suficientes para seguir con la reforma. Pronto tendremos calificación apta para convertir Caronte en un sistema colonial bajo nuestro mando.
Kristen sonrió a su socio. Bolton sintió la confianza que depositaba en él. A los pocos segundos, la almirante estaba centrada de nuevo en dirigir el trabajo. Para Bolton resultaba divertido ver como su socia soportaba al Tecnomante Supremo Hoover, tratando de dirigirlo como si de un niño se tratara. Las horas pasaron y los cargueros subían las toneladas de material a sus bodegas. La primera misión autónoma de MORBO asociados estaba a punto de comenzar y Bolton se sentía preparado.