La Tormenta Nocturna del Viernes
La velada se presentaba emocionante, John Tysinger luchaba contra Tracio Ramírez en el Madison Square Garden. Todas las entradas estaban agotadas y las apuestas permanecían igualadas para ambos contrincantes. Se la jugaban aquel viernes el actual campeón Tysinger contra el aspirante Ramírez. Ninguno de los dos había perdido un solo combate en toda la clasificatoria. Aquel combate fue bautizado con el nombre de La Tormenta Nocturna del Viernes.
Tommy Hightower sonreía desde el palco. Detrás de él estaban Big G. y John Crowder, permanentemente vigilantes. Tysinger era su luchador. Aquel compañero suyo de Harlem había crecido como boxeador siendo su propio guardaespaldas. Tysiger ya era un negro grande e imponente pero con Hightower de compañero eran imparables en todo Nueva York. Se les conocía como los Black aces en todo Harlem. Cuando estabilizaron su poder, Tysinger pudo dedicarse por entero al boxeo. Hightower y él amasaron grandes cantidades de dinero que invertían en más negocios, consiguiendo reclutar a doscientos soldados para su banda. Tardaron un mes en controlar todo Harlem y quince días en hacerse con Bronx. La banda de los Black aces crecía como la espuma. Cuando Tysinger se hizo con el cinturón de campeón de los pesos pesados, todos los vecinos de Harlem querían ser soldados de los Black aces. Incluso la policía comenzó a sentir simpatía por Hightower, dejando actuar a su banda bajo ciertas normas y bajo cierta cantidad semanal de dólares. Hightower era un hombre listo y sabía quién se dejaba sobornar y a quién había que intimidar. Mantenía un trato de no agresión con los italianos de Mancino pero ser vecinos de Little Italy siempre creaba recelo en ambos bandos. Hightower había previsto un golpe maestro, apostando por un doble K.O. en el décimo asalto. Ramírez aceptó por cincuenta mil. Tysinger fue mucho más duro de convencer hasta que Hightower le explicó el plan. El orgullo de Tysinger cedió porque tenían veinte millones de razones para hacerlo.
Allí estaba Tysinger, en el cuadrilátero frente a Ramírez, la mole de Puerto Rico. Los dos habían sido advertidos de que, al llegar al décimo asalto, debían soltar un crouche con la mano izquierda y ambos caerían sobre la lona y no se moverían durante diez segundos. Entre tanto, debían mantener un combate interesante. Hightower observaba el combate y no le gustaba aquello que estaba observando. Tysinger se desinflaba poco a poco, en el quinto asalto sudaba copiosamente mientra que Ramirez permanecía fresco, lanzando potentes directos que lograban quebrar la guardia de Tysinger. En el séptimo asalto, Hightower bajó del palco hasta el cuadrilátero, escoltado por Big G. y Crowder con las manos derechas cerca de sus respectivas chaquetas. Alcanzó a ver a Mancino en primera línea, animando al luchador puertorriqueño. Hightower conocía los hechos nada más ver al italiano. Mancino había mejorado la oferta de Tracio Ramírez. Cuando llegó a la esquina de Tysinger, llamó a su amigo a gritos.
–¿Qué estás haciendo? Te está moliendo a coces.
–Ese hijo de puta lleva tachuelas bajo el guante. ¿No decías que debía ser un doble K.O.?
–Ha habido una interrupción en el plan. Ha sido Mancino. Debes dejarlo K.O. y luego te tiras. No te guardes nada, déjalo para el arrastre pero después, te tiras. Nos lo estamos jugando todo.
Tysinger asintió mientras el entrenador le metía el protector en la boca. Cuando sonó la campana, un nuevo Tysinger salió a la lona. No dejó que el puertorriqueño tuviera la inciativa, siempre lanzaba primero. El de Harlem despidió una lluvia de golpes tanto a los costados como a la cara, superando la guardia de su rival a base de ganchos. Cuatro fueron encajados por Ramírez antes de que sonara la campana de nuevo. Hightower emprendió el décimo asalto con la mirada asesina de quien se juega su fortuna y su prestigio. Castigó el costado del puertorriqueño hasta que supo que había roto alguna costilla. Después castigó el otro lado que quedaba expuesto hasta que Ramírez bajó la guardia y dirigió un directo con toda su fuerza. El golpe fue perfecto. Tratando de seguir el acuerdo, forzó su movimiento para caer sobre la lona, de forma muy poco convincente. Vigiló al puertorriqueño aunque juraría que le había roto la mandíbula. No llegó a moverse de la lona y Tysinger también permaneció tumbado hasta que sonó la campana. El doble K.O. Era oficial pero los pitos y los abucheos sonaban en todo el Madison Square Garden cuando Tysinger se puso en pie. El equipo técnico instigaba al luchador a abandonar el cuadrilátero,
Los Black aces ganaron una gran suma de dinero en la Tormenta Nocturna del Viernes pero no fue impunemente. Mancino rugía de furia y declaraba la guerra en el acto a los dos negros de Harlem. Hightower reforzó la seguridad de su boxeador de oro tanto como la suya. Tenían dinero suficiente para llevar diez escoltas cada uno y así lo hacían. Se trasladaban en furgonetas blindadas y la amenaza los mantenía confinados la mayor parte del tiempo en Harlem. La Tormenta Nocturna del Viernes se había convertido en su victoria y su condena. Hightower fue tiroteado mientas conducía su furgoneta. No sufrió daños y sus chicos quemaron el coche con todos los atacantes dentro. Tysinger inició la siguiente temporada de boxeo con su reputación por los suelos. Habían invalidado su título de campeón y el comité de competición lo suspendió de su licencia. Hasta ahí llegó la carrera de Tysinger hasta que sufrió un suicidio en la habitación del hotel Astoria. Tenía dos balazos en la cabeza cuando lo encontraron. Tommy Hightower supo leer entre líneas, Mancino no se había olvidado de los Black aces.